sábado, 21 de noviembre de 2009

26 años del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional


“Marcos es gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Isidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en CU, judío en la Alemania nazi, ombudsman en la Sedena, feminista en los partidos políticos, comunista en la posguerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, maestro de la CNTE, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin del siglo XX, huelguista en la bolsa de New York, reportero de nota de relleno en interiores, mujer sola en el metro a las 10 p.m., jubilado en plantón en el Zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores, y, es seguro, zapatista en el Sureste mexicano.

En fin, Marcos es un ser humano cualquiera en este mundo. Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, explotadas, resistiendo, diciendo "¡ya basta!". Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros... Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos."

3 comentarios:

  1. Hola flor!...me llamó mucho la atención esta última entrada y me gustaría hacerte una distinción.
    Vos sabés que yo soy un disidente de los extremismos y por eso quizás no parezca tan imparcial. Aunque supongo que distinguir no es discriminar. Es saber con los ojos abiertos en qué creemos o en que dejaríamos de creer. Personalmente, prefierno no creer en ningún "lider", mucho menos aquel de naturaleza revolucionaria. Soy un ser naturalmente libre e independiente y por ello creo mas en mi mismo que en una "masa" que sigue a un líder.
    Creo que de tu nota surgen dos "Marcos", uno genérico y otro verdadero o personalisimo.
    Al Marcos genérico habría que contarle que hay dos tipos de "jóvenes revolucionarios" para incomodar al poder. Voy a citar la distinción que hace el autor Pablo Giussiani entre un "revolucionario" y un "rebelde".
    "Un revolucionario es, por lo pronto, un individuo política, ideológica y culturalmente independiente. Tiene sus propios fines, su propia tabla de valores, su camino. Y cuando da un paso, lo da arrastrado teleológicamente hacia adelante por aquella objetiva constelación de fines y valores que lo trascienden.
    Un rebelde en cambio, vive de rebote. La dirección de sus movimientos no esta marcada por metas que lo atraen, sino por meras realidades dadas que lo repelen. Y la repulsión desnuda, la repulsión vivida como un absoluto y no como momento derivado de una previa percepción de valores y objetivos que califican de rechazable lo rechazado, se resuelve en un puro negativismo. Por lo tanto, la negación, en su variante absoluta, es un modo de depender de lo negado."
    Creo que yo, si algún día decidiera unirme a una causa revolucionaria y seguir a un líder, lo haría en un marco y contexto histórico determinado que funde en mí un legítimo sentimiendo de rechazo hacia lo que me opondría y en base a ello crear valores que me distingan. Por ello, prefiero tomar el ejemplo del VERDADERO MARCOS y ponerlo en el freezer, y no del genérico. Al MARCOS GENERICO, lo reciclaría y lo dejaría a merced de plebiscitos universitarios.
    Si bien tu nota es para ENTENDER que hay un denominador común en todas las minorías intoleradas, oprimidas y explotadas, creo que englobarlas no sería la solución para sus problemas. Hay una REALIDAD. Y esa realidad, a modo de ejemplo, es que un Judío moderno rechaza cualquier precepto que no sea el suyo. El aborigen marca su frontera étnica con cualquier otro pueblo aborigen y un zapatista no encuentra común alguno con un bosnio. NUNCA lo harían, persiguen un objetivo distinto.
    Este es mi punto de vista flor.
    Te mando un beso
    gus

    ResponderEliminar
  2. Gracias Gus por tu comentario!! muy buen aporte... tratare de ir por partes:
    Primero, yo sinceramente si creo que debe haber una revolución. Revolución en el sentido de un cambio radical de la situación actual. No acepto la idea de conformarme con este grado de injusticia, desigualdad, pobreza, exclusión, violencia, discriminación, hipocresía, opresión que padecen la mayoría de los seres humanos que no tuvieron la suerte de nacer en lugares privilegiados. Creo que debe haber una revolución porque este mundo injusto no es tolerable.. y no me importa decirlo en voz alta, yo si creo que esto debe cambiar radicalmente. Ahora me pregunto... ¿como? bueno ahí si podemos discutirlo, no creo la violencia, ni en las dictaduras ni en la falta de libertad.
    Segundo, lo de las masas... me vuelvo a preguntar si ahora no estamos masificados, si las ideas establecidas no lograron masificarnos... vivir en una sociedad que necesita frenéticamente consumir me hace pensar en ese gran poder que no se ve. ¿Están masificadas las personas que siguen una causa por convicción? Yo creo que no... creo que hay mucho mas pensamiento en un movimiento de base que en un estudiante de clase media acomodada. Existe un peligro en pensar que alguien que sigue una idea esta masificado, seria una forma de prejuicio.
    Por ultimo, asistí a una conferencia donde hablaba una mujer indígena de Guatemala y ella contaba que siempre hablaban de su pueblo como minoría, lo paradójico es que ellos son la mayoría y otros (los opresores) con la minoría... a lo que voy es que si existe un contacto entre ellos y es que por cualquier motivo tienen que padecer injusticias.
    Para terminar... yo no soy revolucionaria porque quiero incomodar al poder, a mi eso ni me interesa, lo único que quiero es, volviendo a los zapatistas, que exista "un mundo donde quepan todos los mundos"
    un besoo

    ResponderEliminar
  3. Muy buena tu rta. flor, y te parafraseo cuando decís "un mundo donde quepan todos los mundos". Es lo que también quiero.
    Creo que la palabra es mas fuerte que cualquier otro instrumento de lucha. El poder de la palabra de un líder revolucionario es 10000 veces más influyente que cualquier otra vía de persuasión. Aunque la diferencia radica en sus seguidores. A cualquier estudiante o partidario que le hables de "revolución" posiblemente te sigan con una pancarta o bien te citen a José Ingenieros, en el caso de los mas extremistas.
    En cambio, un pobre, un aborigen, o bien una persona asediada a causa de vivir en la incertudambre constante de su salida del hambre y la pobreza, no va a hacer otra cosa que reaccionar violentamente ante cualquier aliento de "revolución". Ello, por que es la reacción que esta ínsita en la naturaleza humana como consecuencia de la pérdida de las necesidades mas básicas -extremo del cual se aferra el peronismo de izquierda en este país para poner en funcionamiento su aparato clientelar-.
    Lo que critico es que los "líderes revolucionarios" se adjudican el uso de la palabra sin tener en cuenta su poder ni sus consecuencias y no consideran que EL UNICO sistema pluralista es la democracia como tal, y no aquella que se ejerce desde una ideología.
    De eso me quejo flor, no de los idealismos y sus doctrinas. La izquierda es, en parte, revolución y en parte un mecanismo de difusión cívica en el caso de Europa. Aunque en Argentina se convierte en oportunismo y eso me saca (!!!).
    Finalmente, cuando decís: “oprimidos, excluidos…y no como otros que tuvieron la suerte de nacer en lugares privilegiados” dejás librado al azar una circunstancia natural que, a criterio personal, no tiene nada que ver con el destino de los pueblos.
    Ah, y me olvidaba, me parece espectacular el discurso que dio Pepe Mujica en Uruguay. Te escribo una breve referencia. Dijo:
    “En estas elecciones democráticas no hubo vencedores ni vencidos. Esto es democracia, esto es pluralismo. He aprendido a corregir mis errores del pasado. Aquellos que forjaron en mí violencia y reacción. Por ello es que llamo a todos los uruguayos al trabajo y a mi par Luis Alberto Lacalle para que me acompañe en el ejercicio del poder político…”.
    Esa es la izquierda que quiero. Aguante “bigote” Mujica.

    ResponderEliminar